Más de 300 personas asisten a la charla sobre bandas juveniles de la Policía Municipal de Madrid en el Centro de Ayuda Cristiano

El pasado 30 de noviembre se celebró en el Centro de Ayuda Cristiano de Atocha, en Madrid, una jornada de información sobre bandas juveniles a la que asistieron 320 personas, la mayoría de ellas menores de treinta años de edad. La sesión contó con la participación del Servicio de Agentes Tutores de la Policía Municipal de Madrid, del abogado Eduardo Ferreiro y de expandilleros.

Los policías municipales abordaron en su intervención los principales motivos que atraen a los jóvenes a integrarse en una banda: conseguir recursos económicos, reconocimiento, protección, una segunda familia, afecto, amigos y poder.

Es también fácil entrar en una banda, dado que estas organizaciones delictivas conocen el barrio y se dirigen principalmente a aquellos jóvenes inseguros, de entornos familiares vulnerables, con fracaso escolar, que padecen soledad, y que frecuentan mucho las redes sociales y siguen grupos musicales afines a la exaltación de la violencia. Es en las bandas donde estos jóvenes se sienten importantes, pero el final es el mismo para todos los pandilleros: el hospital, la cárcel o el cementerio, porque antes o después serán detenidos o sufrirán las consecuencias de sus actos violentos.

Para el abogado Eduardo Ferreiro, que colabora con el Centro de Ayuda Cristiano desde hace dieciocho años, entrar en prisión es una medalla para el pandillero. Sin embargo, la banda les abandona y el pandillero acaba aceptando los hábitos y costumbres de la prisión como una forma de vida, de la que ya es muy difícil salir. Ferreiro insistió en que el solo hecho de pertenecer a una banda ya es un delito tipificado como organización criminal en el Código Penal; y añadió que es perfectamente posible salir de una banda por ejemplo como testigo protegido por la justicia.

La pertenencia a la iglesia es también lo que salvó a los tres expandilleros que participaron en esta jornada, poniendo de manifiesto que es posible salir de estas mafias, aunque evidentemente lo mejor es no entrar en ellas. Hay futuro fuera de las bandas. Los pandilleros pueden solicitar ayuda, pueden pedir una tregua y hallarán una salida con la ayuda de los agentes tutores de la policía municipal, de la justicia que les protege y por supuesto del Centro de Ayuda Cristiano, que a través de su movimiento Fuerza Joven les transmite valores gracias a los cuales hallarán la paz interior y una vida nueva.

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